lunes, 23 de mayo de 2011

Tan pelotuda

No es que me gustes,
No es que cumplas con la estética,
No es una ironía,
Mucho menos es amor.

Es que...

Cada vez que sonríes,
Rebalsa de placer mi espíritu,
Se intensifica en uno mismo,
Me hace recordar a cuando orino,
Mientras las cosquillas llegan hasta mi garganta,
Me doblo y estrujo hacia un costado.

No es algo tibio,
Ni mucho menos frío,
Será entonces la cuestión,
De que tengas el poder de volver a soñar.

Son estos tiempos tan bélicos para aprender a pensar,
Son tan bélicos los pensamientos de tener su creencia en el tiempo.

Es que una ayuda nunca escucha,
Es el Dios que predomina,
Podemos rogar,
Podemos besar o golpear,
Escalar, descender,
Salirnos del alma,
Del convencionalismo cuadrado,
Podemos escupir todo el hedor de la fija realidad.

!Podemos lograrlo todo!
Sin si quiera haberlo aprendido,
No entiendo tantas cuestiones,
No explico el misterio del ser,
A menudo me cuestiono,
La receta del elixir,
La simetría de lo menos algebraico.

A menudo me vomito el pecho con las dudas que me brindas,
Y no entiendo si es la carne o la verdura,
Es un ácido que nunca escapa,
Es un ácido que se impregna en mi pecho,
Es un acto sagaz y colorinche,
Sin tintes de ningún arco iris,
Con la esencia pura de tu bilis,
Honrando cierta presencia en los lastimados de mi paladar,
Llegando hasta mis oídos,
Me invade por las entrañas la magia de no entender.

Escupo fuegos malignos,
Se acrecientan al pulmón con ironías,
ME brindas entre tus cejas,
El mito de la materia prima,
Me escurro entre tus pestañas,
para poder ver la vida.

Siguen cayendo colores,
En cataratas sobre este labio inferior,
No te habría robado el beso,
El estirado, anticuado momento,
de no ser que no haya sido,
El no indicado y surreal momento.

No entiendo ciertas cuestiones,
Las rayas y sus hermanos no pueden seguir igual,
Aquel costado incandescente se ilumino en su desgracia.

Estúpidos monos derramaban,
Todo su amor en las capsulas,
Tan sintéticas y simétricas,
Que el cuerpo no quiso entender.

No pudieron penetrar el alma,
Pues lo fácil se había mostrado,
Como costumbre de su pensamiento.

Pobres idiotas.
Dichosos intelectuales,
Alejados de su evolución,
Aliados a su intima demolición.