Un bosque oscuro nos llama,
Se atreve a poder atreverse.
Se juntan en mi mano las sobras,
De cualquier cristal resplandeciente,
Se aleja de mi alma un estallo,
Que vive rodeando al placer.
Corretea por todo lo interno.
Revierte la crisis lunática,
El aura de sus decibeles,
El milagro de todos los días,
Se expresa entre ruidos matemáticos.
El espacio se nos aproxima,
Nos pide ingresar de nuevo,
Nos llama en su triste silbido.
Asfixia la luna mi espalda,
Cuando me asomo a cada estrella,
Encandilan mis ojos,
Los anillos tan coloridos.
El sonido atraviesa las mantas,
Para tornar su furia en colores,
El color se derrumba en los rostros,
Para poder opacar tus sentidos.
Los sentidos se entrecruzan danzando,
Y el vicio del círculo sigue con cada percepción,
Transformando el simple acto,
En un delirio irreversible.
Alteración de una estrella de mar
Hace 10 años
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