La
humanidad que sacrifica,
Más de un
Jesús en ayuno,
¿Cuantos más
quieren matar,
Para
aprender a pensar?
Ya hemos
perdido al científico,
Al músico,
Al mechudo,
¿"Cuanto" Jesús más sacrificaremos?
¿Que
esperará el humano
Para abrir
esa mugre de encéfalo?
¿Que mas
esperará
Para hacer
uso de la conciencia?
No importa
estar en el Cairo,
O en el
puto norte Argentino,
Somos todos
iguales,
Y las
mismas capacidades tenemos.
Pero hace
falta pensar,
Y este
mundo tan oprimido,
Con sus drogas
audiovisuales,
Llevando la
vida de los niños,
Destructivas
sustancias en píldoras,
Llevándose
la de adultos,
Inventándole
otro margen,
Prometiendo
arreglar sus pasos en pozos,
Embobando
el ejército de conservadores,
Para que
cada vez mas se aprovechen.
Si algo me
he dado cuenta tarde,
Es que las
cosquillas se sienten más cuando uno las hace,
Que cuando
se la hacen a uno.
¡Y que he demorado en descubrir!
Seguiremos
en el futuro matando a cada hermano,
Respetando
a todos los diablos,
Menos al
verdadero.
Deberíamos
incendiar cada infierno,
Aumentarle
más fuego,
Por que a
cierta temperatura,
Todo
imitador del diablo.
¡Se quema!
Y llorando
ruega,
Y es ahí
cuando se le orina el rostro,
Por el bien
de los demás,
Por
beneficio del mundo.
Y es ahí cuando
aparece,
Esa dicha
de inquisición,
Y te
torturan,
Te
humillan,
Y te matan.
Y todos por
los que has muerto,
Se siguen
tocando las bolas,
Leyendo
revistas burdas,
Vendiendo
el sueño,
Su sueño,
Tu sueño,
En
publicidades de lencería.
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